Los directores ejecutivos (CEOs) de las empresas mexicanas son en promedio 8 centímetros más altos que un mexicano promedio.
Durante décadas, los antropólogos han estudiado lo que se conoce como "prima de altura": la diferencia positiva de los ingresos que, en promedio, reciben las personas más altas.
Un último estudio, en México, encontró que medir 1.80 m de altura genera $25,000 pesos más de ingresos anuales en comparación con los hombres y mujeres 5 centímetros más bajos. Otros estudios en Estados Unidos e Inglaterra estiman esta ganancia de $25,000 pesos extra es por cada 2 centímetros de altura en comparación con otros. Y otro estudio realizado por la Universidad de Florida, encontró que cada centímetro de estatura equivale a un aumento de salario de aproximadamente $19,000 pesos por año.
Según este cálculo, alguien que mide 1.80 cm de altura gana $100,000 peos más al año que alguien que mide 1.70 cm.
Un estudio realizado la Universidad de Pensilvania, EEUU, descubrió que lo que importa cuando se trata de llevar el pan a casa en la edad adulta es la altura que tenía una persona cuando era adolescente. Los resultados de este estudio demostraron que: "Dos adultos de la misma edad y altura que tenían diferentes alturas a los 16 años son tratados de manera diferente en el mercado laboral, es decir que, la persona que era más alta en la adolescencia gana más".
Aquellos que eran relativamente bajos cuando eran jóvenes tenían menos probabilidades de participar en actividades sociales asociadas con la acumulación de habilidades y atributos productivos, y reportan una menor autoestima.
La autoestima débil y las habilidades sociales subdesarrolladas pueden afectar negativamente la imagen que uno retrata a los compañeros de trabajo y gerentes como adulto. Una persona que carece de confianza generalmente se considera menos autoritaria y puede tener más dificultades para convencer a los empleadores de su potencial de liderazgo.